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El test de microbiota como aliado en el manejo del Sindrome de Intestino Irritable - SII

El Síndrome de Intestino Irritable (SII) representa uno de los trastornos gastrointestinales funcionales más frecuentes a nivel mundial. A pesar de su elevada prevalencia, su abordaje sigue siendo complejo debido a la heterogeneidad de síntomas, la etiología multifactorial y la limitada respuesta sostenida a tratamientos generalizados. En este contexto, el análisis de microbiota intestinal emerge como una herramienta prometedora para personalizar las intervenciones clínicas y mejorar la adherencia terapéutica.


El SII afecta entre el 10 % y el 15 % de la población global, y se manifiesta principalmente a través de dolor abdominal recurrente y alteraciones en el ritmo intestinal, sin una causa orgánica identificable [1]. Existen distintos subtipos, entre ellos el SII con predominio de estreñimiento (SII-C), diarrea (SII-D) o mixto (SII-M), lo que demanda enfoques terapéuticos diferenciados.


En la práctica clínica, los tratamientos suelen incluir recomendaciones dietéticas (como la dieta baja en FODMAPs), farmacoterapia sintomática y estrategias de manejo del estrés. Sin embargo, muchas de estas intervenciones se aplican de forma estandarizada, sin considerar los mecanismos fisiopatológicos subyacentes que podrían estar influyendo en la expresión de los síntomas, como el perfil microbiano intestinal. Esta falta de personalización se traduce frecuentemente en baja adherencia, frustración del paciente y pobre evolución clínica [2].


Caso clínico: aplicación del test en una paciente con SII


Una paciente de 36 años, con diagnóstico previo de SII, presentó síntomas persistentes durante más de cuatro años: distensión abdominal, dolor tipo cólico y evacuaciones espaciadas de hasta 10 días, inducidas regularmente con laxantes. A pesar de haber seguido intervenciones nutricionales como la dieta baja en FODMAP, y haber utilizado suplementos de fibra y probióticos genéricos, no se logró una mejora clínica sostenida.


Ante la falta de respuesta, se decidió aplicar un test de microbiota intestinal como herramienta de apoyo diagnóstico. El análisis reveló una diversidad bacteriana baja, dominancia del filo Firmicutes (94 %), alta presencia de Lachnoclostridium (6.9 %) y Collinsella (3.0 %), junto con un porcentaje relevante de Rikenellaceae RC9 (3.7 %). Estos hallazgos permitieron rediseñar el abordaje terapéutico, con énfasis en:


  • La inclusión de fibras fermentables específicas orientadas a estimular el crecimiento de bacterias butirato-productoras.
  • La formulación de simbióticos personalizados según los déficits identificados.
  • La inclusión de alimentos ricos en polifenoles con efecto modulador sobre la microbiota intestinal.
  • La suspensión temporal de probióticos genéricos y reorientación hacia cepas clínicamente justificadas.


En un seguimiento de ocho semanas, se observó una mejora significativa en el patrón evacuatorio (de 1–2 a 4–5 deposiciones semanales), reducción del dolor y la distensión, y, fundamentalmente, un aumento en la adherencia al plan de alimentación. El hecho de contar con un informe tangible, basado en su biología individual, permitió a la paciente comprender y valorar el tratamiento de forma más activa.


Oferta actual de pruebas de microbiota y necesidad de opciones para Latinoamérica


Actualmente, la mayoría de las pruebas comerciales de análisis de microbiota intestinal se desarrollan y distribuyen principalmente en Estados Unidos, Canadá, Europa y algunos países asiáticos, donde el acceso a tecnologías de secuenciación y el ecosistema de salud digital han impulsado su expansión. Empresas como Viome®, DayTwo®, Thryve®, Genova Diagnostics® o Atlas Biomed® ofrecen servicios tanto para consumidores como para profesionales, con diferentes enfoques clínicos y técnicos [3].


Sin embargo, estas pruebas suelen estar diseñadas, validadas e interpretadas sobre la base de referencias de microbiotas occidentales, lo que puede limitar su aplicabilidad en contextos latinoamericanos. La microbiota intestinal está fuertemente influenciada por la dieta, el entorno, el uso de medicamentos y otros factores culturales que varían significativamente entre regiones [4].


Por ello, es urgente desarrollar e implementar pruebas adaptadas a la población latinoamericana, con bases de datos locales y recomendaciones que consideren las particularidades del microbioma regional. Esto no solo permitiría interpretaciones más precisas, sino también estrategias de intervención mejor alineadas con los hábitos alimentarios, recursos disponibles y condiciones epidemiológicas de nuestros países.


Además, para lograr una medicina personalizada verdaderamente inclusiva, estas herramientas deben ser accesibles, asequibles y comprensibles para profesionales y pacientes en contextos diversos. Promover el desarrollo científico-tecnológico local en este campo es una oportunidad estratégica para fortalecer la salud digestiva de la región y cerrar la brecha existente en innovación clínica [5].


El análisis de microbiota como eje de una medicina personalizada


La medicina personalizada no es un concepto futuro, sino una necesidad presente. En condiciones como el SII, donde el diagnóstico es funcional y la respuesta al tratamiento es variable, contar con información objetiva sobre el estado de la microbiota intestinal permite orientar mejor las decisiones clínicas.

Las pruebas de microbiota intestinal ofrecen una alternativa accesible y clínicamente útil para lograrlo. Su integración en planes de intervención nutricional ha demostrado ser especialmente útil en pacientes con historial de tratamientos fallidos, baja adherencia o evolución clínica crónica.


Si bien el test no reemplaza la evaluación clínica integral ni otros estudios diagnósticos, sí representa un puente entre la microbiología y la práctica terapéutica cotidiana. A medida que se acumulan casos clínicos y evidencia, el valor de este tipo de herramientas se consolida como parte de una nueva forma de abordar las enfermedades digestivas funcionales.


Conclusión


La incorporación del análisis de microbiota ha permitido a diversos profesionales de la salud transformar su forma de abordar el SII, avanzando hacia intervenciones más personalizadas, eficaces y sostenibles. En un contexto clínico donde la adherencia representa un factor crítico para el éxito terapéutico, contar con herramientas basadas en evidencia, comprensibles para el paciente y aplicables a la práctica diaria, marca una diferencia significativa.


Integrar el análisis de microbiota no solo permite mejorar la sintomatología, sino que abre la posibilidad de una medicina más consciente de las diferencias individuales. En el caso del SII, esta puede ser la clave para pasar del tratamiento sintomático a una intervención de raíz.


Referencias


  1. Sperber, A. D., et al. (2021). Worldwide prevalence and burden of functional gastrointestinal disorders, results of Rome Foundation Global Study. Gastroenterology, 160(1), 99–114.e3. https://doi.org/10.1053/j.gastro.2020.04.014
  2. Pittayanon, R., et al. (2019). Gut microbiota in patients with irritable bowel syndrome—a systematic review. Gastroenterology, 157(1), 97–108. https://doi.org/10.1053/j.gastro.2019.03.049
  3. Tap, J., et al. (2017). Identification of an intestinal microbiota signature associated with severity of irritable bowel syndrome. Gastroenterology, 152(1), 111–123.e8. https://doi.org/10.1053/j.gastro.2016.09.049
  4. Jones NL, et al. (2022). Gut Dysbiosis in Irritable Bowel Syndrome: A Narrative Review on Current Therapeutic Strategies. Microorganisms, 11(10):2369. https://doi.org/10.3390/microorganisms11102369
  5. Underwood F, et al. (2021). The Ecuadorian Microbiome Project: A Plea to Strengthen Microbial Genomic Research in Latin America. FEMS Microbiology Letters, 368(1):fnab005. https://doi.org/10.1080/23766808.2021.1938900


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